
Nos faltaban 20 km para llegar a Oporto, nuestro siguiente destino. No llevábamos hoteles buscados y tardamos un poco en encontrar uno a nuestra medida, el Hotel Douro, muy recomendable en el que estuvimos muy a gusto. Mientras lo buscábamos, dando un paseo después de cenar, a cada rato, veíamos por la ciudad chicos jóvenes vestidos de negro. A un grupo lo vimos delante de la facultad de Medicina, otro grupo cerca de la Casa de la Música, en un parque,... Cada uno de nosotros tenía una hipótesis al respecto, que aclaramos al día siguiente, ¡eran novatadas!! Los de negro eran los estudiantes veteranos que estaban en la semana de las novatadas, la primera semana del curso.

El crucero por el río me defraudó bastante, se ve lo mismo que andando por la orilla. Eso sí, nos daba derecho a visitar una bodega de los famosos vinos de Oporto a donde por supuesto fuimos y probamos sus vinos. Las bodegas están situadas al otro lado del río, que curiosamente, ya no es Oporto sino otra ciudad, Vila Nova de Gaia.
Otro lugar que me encantó fue la librería donde se rodó Harry Potter. Sabíamos que estaba en Oporto pero tampoco estaba en nuestros planes buscarla y llegamos a ella de casualidad. Vimos gente agolpada en la puerta y enseguida supimos que era. Aquello parece un museo, gente entrando y saliendo, haciendo fotos a tutiplén. Los dueños tienen mucha paciencia porque la gente va a verla pero comprar... no vi a nadie comprando.
Dos días en Oporto y vuelta a casa, pasando por Guimaraes y Braga. Guimaraes es una ciudad pequeñita y muy bonita, patrimonio de la Humanidad, que nos sorpendió. En Braga ya estuviera hace años con mi amiga Lu y me gustó más en aquella otra ocasión. Aquí seguían las novatadas, que esta vez consistían en hacer flexiones en el césped. En fin...
Fueron unos días estupendos, muy aprovechados, a pesar de algún contratiempo que os contaré en otra entrega.