jueves, 24 de septiembre de 2009

Por fin

Por fin hablé con mi madrileño claramente, por fin le dije que lo mejor era que lo dejáramos. Cuánto me costó!!

Quedamos en Ávila. Me fui en bus, llegué a las 6 de la tarde y allí estuve, esperándolo dos horas. Por el camino me di cuenta que no llevaba pijama así que lo llamé para que me trajera una camiseta suya vieja. Llega y dice que me trae una cosita, un regalo, una camisola y unas zapatillas. Me sentí fatal, si lo supiera no le hubiera dicho nada, con lo que le espera al pobre!

No podía disimularlo, estaba tensa, nerviosa, seria. Mi madrileño enseguida me preguntó que qué me pasaba, me lo puso muy fácil y poco a poco y entre lágrimas fui diciéndole todo lo que pensaba: estamos muy lejos, yo no me quiero ir a Madrid, entiendo que él no se venga para Galicia y creo que es mejor que lo dejemos. Se quedó callado, dolido y me pidió que en un rato no lo molestara. Tumbado en la cama, le pregunté si podía estar a su lado, me dijo que sí y así estuvimos un tiempo, los dos callados, juntos.

Mi madrileño se levanta y va a cerrar la puerta de la calle, me dice que no le apetece cenar, que si quiero que vaya yo pero él se acuesta. Yo me dispongo a hacer lo mismo, eso sí, no pongo su camisola. Me meto en cama y me dice que lo abrace.... se pone a llorar y a preguntarme que por qué.

Qué duro es ver a alguien llorar porque te quiere y saber que no puedes corresponderlo de la misma manera!! Por supuesto que lo abracé, mucho, todo lo que mis brazos daban. Lo que menos quería y quiero es verlo sufrir. Y me abrazó. Y lloramos juntos. Y me volvió a preguntar que por qué. Y le volví a dar mis razones. Y me pidió que me lo volviera a pensar, que me quería mucho, que qué iba hacer sin mí. Y le dije que me lo pensaría. Sus lágrimas, su declaración de amor, sus abrazos, me hicieron dudar (yo tampoco sé qué va a ser de mí sin él). Y dormimos abrazados y dándonos quizás más cariño que nunca. Ahh, y yo con mi camisola nueva.

4 comentarios:

Josep dijo...

Sí es duro, sí... y en esa situación, aunque lo hayas pensado y repensado y estés absolutamente decidida, es inevitable tener dudas. Pero puedes aliviar los remordimientos pensando que si tu madrileño no valora la posibilidad de irse contigo a Galicia será porque para él hay otras cosas más importantes (el trabajo o lo que sea). O quizá no quiere pensar en renunciar a nada, pero eso es una actitud infantil.
El amor es muy bonito mientras dura, pero la realidad pone las cosas en su sitio. Desde luego no has sido una chica mala, sino realista.
Ánimo y que por mucho tiempo "sigas estando aquí"
;-)

Laque dijo...

Gracias Josep por dejarte caer por aquí.
Y por lo que me dices. Como buena gallega a veces no sé si subo o si bajo, así que tengo en cuenta lo que me dices.

Diario de nuestros pensamientos dijo...

Te entiendo. Y veo que tu tb me entiendes.
Aveces es bueno dejar las cosas que sabemos q no podemos seguir...
No por eso eres "la mala de la pelicula".

Besos y gracias por leerme. Te seguiré

Saludoss

Anónimo dijo...

Si no puede ser... no puede ser, vale, pero habladlo mil veces y luego mil veces más a ver si existe la más mínima posibilidad de que lleguéis a un acuerdo.