Este finde estuve con mi madrileño por Astorga, la ciudad que vio nacer nuestro amor. Y desde que nació nunca volvimos a quedar allí. A mí me queda a tiro de piedra pero como mi madrileño está más atareado que yo siempre me movía yo más.
Nos alojamos en un hotel junto al ayuntamiento, un poco carillo para ser un tres estrellas, pero leyendo en el libro de visitas ya nos dimos cuenta, era un hotel con pedigrí, "Un saludo de la tía abuela de Fernando Alonso", si es que.... porque no le ponen una cámara delante a la señora, que sino nos cuenta como era Fernandito cuando era un bebé.
Mi madrileño como siempre encantador, es para comérselo a besos, diciéndome a todo momento lo guapa y bonita que soy, y eso que con mi psoriasis guttata parezco un dálmata, ahora cada vez más en la cara, qué suplicio!
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