jueves, 13 de mayo de 2010

La comida

Ayer noche por fin me decidí y llamé a A. Una conversación corta, dónde quedamos, a qué hora y listo. Me acosté pero no conseguía dormirme y no es que estuviera especialmente nerviosa. Cuando sonó el despertador, estaba soñando que le decía a mi amiga Lu que me gustaba A. Ella me decía que A también le había dicho que le gustaba yo y que a ver si nos decidíamos. ¡Sueños!

Quedé con A a las 2 en Benavente, en el restaurante de un hotel a donde había ido a comer una vez con unas compis del instituto. Por el camino iba pensando en los temas de conversación que podía sacar con A con bastante desgana. No estaba nerviosa, tenía una sensación rara, de estar haciendo el tonto o algo así.

Llegué y aún no estaba. Mientras esperaba, empecé a recordar que en aquel hotelito había pasado con mi madrileño la noche más tórrida de nuestra relación, celebrando su cumpleaños con unos minibocatas, una tarta de fresas y una botella de champán. Llegamos sobre las 7 de la tarde y no salimos hasta el día siguiente. En ese momento pensaba: "Tierra, trágame". ¿Quién me había mandado quedar en ese sitio precisamente? Lo sugerí yo, soy así de tonta. Mi historia con mi madrileño está más que superada pero me daba un no sé qué quedar allí con otro hombre. ¡Mira qué tontería!

La comida muy agradable, A es encantador, educado, prudente. Me gusta su forma de ser. El único pero sería que es poco lanzado. La conversación estuvo bien, fluída. Y llegando a los postres... aparecen como diez o doce profes del último instituto en el que había estado. Saludos, preguntas: qué haces por aquí, dónde estás. Si es que... teníamos que haber ido a otro sitio.

A quería invitarme pero no lo dejé. Ya que había escogido el sitio pagaba yo. Me estuvo hablando de unas bodegas en las que se comía bien y le dije que ya me invitaría él allí. Una escusa para verlo de nuevo.

No me arrepiento de haber ido ni de haberlo llamado pero según otras veces tenía la sensación de que podía gustarle, hoy no es la que traigo. Bien es verdad que no es mi día. Me empieza a pesar la soledad zamorana.

9 comentarios:

Mo dijo...

A ver nena... dale tiempo al tiempo. De todas formas...es lo mejor que podías haber hecho porque sino hubieses estado con el run run de debería haberlo invitado a comer.
Ya nos contarás si te devuelve la invitacion... porque si es así... oye... interes el chaval tendría, no???

besossssssssssssss

Claudia Newman dijo...

De acuerdo con el comentario de Mo. Si te llama para invitarte a comer, algo habrá, porque como dice el dicho, molestar para ná es tontería.

Si es tímido como dices, puede reaccionar así, tú misma dices en el post que estaba prudente.

Eso si, llamarle ha sido lo mejor, porque sea lo que sea no te quedará ningún pesar.

Besos

Martha dijo...

No hay veredicto posible con una sola cita...Vaaaamos a ir quedando ya para las bodegas esas, eeeh! Jeje! ^^

Besicos, guapa!

Leticia dijo...

Ahora le toca a él... a ver que hace.

thot dijo...

Bueno, ahora él tendrá que mover ficha. Un poquito de paciencia y pronto se aclararán tus dudas.
Suerte.
Un abz.

Maitasun dijo...

Bueno.... me alegro mucho de que al final te decidieras y le llamaras...

Paciencia, guapa, paciencia... Si es tan cortado como dices, supongo que hay cosas que le costarán...

A ver que pasa en la siguiente comida...

Besotes

Laque dijo...

Todos coincidís que ahora tiene que ser él quien me llame. Como mis días en Zamora pueden llegar a su fin en cualquier momento, igual soy yo la que tiene que mover ficha otra vez. Seguiré contando.

Laura dijo...

Tú poquito a poco, ya con llamarlo has demostrao más valor que yo en toda mi vida. Lo de estar sola fuera de casa pesa, opositas este año?

Besos.

natalia guerrero dijo...

Bueno pero tú tienes que intentarlo. besos