viernes, 2 de octubre de 2009

Me preguntaba mi madrileño ayer qué íbamos a hacer este fin de semana. No sabía muy bien qué decirle. Me dice que si me apetece ir hasta Madrid. Ante mi tardanza en responderle, me dice que no me apetece nada. Le digo que tiene razón, que en ese momento no pero que ya me vendrán las ganas. Se quedó hecho polvo. Hoy ya no me llamó por la mañana. Ni después de comer como hacía otras veces.

Qué triste!! Lo echaba de menos así que lo llamé. Triste también estaba él. Me dice que cómo quiere que esté. Le dije que sí quiero verlo pero... ahora es él el que no quiere. Trataré de convencerlo esta tarde-noche. Además el fin de semana que viene, el puente del Pilar, hay fiestas en mi ciudad, estuvo a punto de comprar el billete varias veces y le dije que no, que esperara. Me da la impresión de que tampoco querrá venir.

Serían dos fines de semana sin verlo. Y ya no es por eso, sino porque me siento mal por no apoyarle en estos momentos. La semana que viene es su cumpleaños y además está pendiente de operarse de cataratas (no sólo padecen de cataratas la gente mayor, sus cataratas son hereditarias). Él siempre me apoyó cuando estuve con mis problemas de psoriasis, cuando me iban a poner fundas en los dientes y estaba toda agobiada, .... Y aunque piense en dejarlo me siento mal por no estar a su lado hasta que por lo menos se opere.

Pero también pienso que puede ser un poco falso si en realidad quiero dejarlo. Qué lío!! Creo que pienso demasiado.

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